Tatuajes caseros

Tatuajes caseros

El último género de tatuaje resultante de la liberación de la creatividad en los años 80 y aceptado más o menos oficialmente por la comunidad del tatuaje es el tatuaje casero. En muchos aspectos, el tatuaje casero puede considerarse un puente hacia el pasado tribal del oficio, tanto por la sencillez de su diseño como por su función mágica. Como puede deducirse de su nombre, el tatuaje casero es una consagración DIY de la cultura del tatuaje, que practican los no profesionales dentro de una puesta en escena casera y a menudo sin equipo especializado. Sin embargo, existe otra capa de valores en este estilo de tatuaje, aparte de la función clásica de representación e intercambio de información del tatuaje.

Liminalidad

Se puede decir que el tatuaje casero es la manifestación de la conexión entre el tatuador y la persona que se tatúa, el ritual simbólico que da lugar a un signo material concreto, y todo el proceso se convierte en la encarnación de los vínculos eternos que se crean. En la cultura del tatuaje dominante también se pueden observar hechos similares: el caso aquí sería el de los tatuajes a juego (o por parejas). Los tatuajes en pareja son tatuajes de diseños similares que se completan entre sí (dos mitades de un corazón, etc.) y que se hacen dos personas para enfatizar sus sentimientos personales hacia algo o alguien, o, más a menudo, el uno hacia el otro.

Aunque la función de conexión en este caso sin duda está presente, la forma de su producción y su resultado difieren de los tatuajes caseros. Al mismo tiempo, los tatuajes a juego y los tatuajes caseros tienen ciertas características comunes: en ambos casos están presentes dos personas, se establecen conexiones y el proceso da lugar (o más bien se manifiesta) en una modificación corporal.

Sin embargo, si el tatuaje por parejas ofrece a los participantes la posibilidad de compartir la identidad, el tatuaje casero sería más bien un intercambio. Una de las posibles perspectivas al respecto puede lograrse con la ayuda del proceso Ritual de Victor Turner: Estructura y Antiestructura (1969) de Victor Turner, donde Turner describe la liminalidad como un proceso de conversión, que pone a los individuos (las llamadas "personas umbral"), por decirlo de forma sencilla, en un proceso de transición entre posiciones del socium en varios casos particulares.

Sin embargo, en el caso del tatuaje casero hay que cambiar el punto de vista del proceso de transición y cambiar el objeto del individuo (con atributos como posición y estado) a la pareja, en la que ambas partes poseen principalmente posiciones e intenciones diferentes, o incluso inversas. Al igual que en Turner, aquí el proceso de tatuaje puede describirse mejor con tres etapas: la primera etapa sería la etapa de conexión -cuando el tatuador potencial y la persona que se va a tatuar establecen confianza y cierta conexión, que tiene que ser lo suficientemente fuerte como para pasar a la siguiente etapa: el proceso de tatuaje.

Aquí, los actores se están separando por los papeles que cumplen durante todo el proceso, el papel del tatuador -el que da la señal- y el papel del tatuado -el que recibe-. Por último, una vez terminado el tatuaje, ambos participantes, al igual que durante las iniciaciones tribales, se reúnen para compartir la nueva conexión que han creado.

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