El tatuaje existe desde hace siglos, desde tiempos muy remotos. Antiguamente, tatuarse servía para fines bastante extravagantes. La gente creía que los tatuajes podían protegerles de enfermedades o de la muerte aleatoria, e incluso ahuyentar a sus enemigos o cortejar a sus enamoradas. Pero hablemos del proceso: los antiguos maestros del tatuaje cortaban la piel y la cubrían con tintas especiales. Sí, dolía mucho.
Si avanzamos hasta hoy, hacerse un tatuaje es algo totalmente distinto. Los profesionales pueden incluso hacerte lo que es básicamente maquillaje permanente sin que te descojones. Tienen una máquina de tatuar con bolígrafo de aluminio llamada Hornet (rosa venenoso), que puede dibujar líneas muy limpias y diseños diminutos. Es una herramienta profesional tanto para tatuar como para maquillar, y se han asegurado de que todo esté limpio y de primera. Además, este chico malo puede hacer un buen trabajo durante unos cuatro o cinco años sin problemas.
Cambiar el cartucho de esta cosa también es muy fácil, porque es compatible con la mayoría de los cartuchos disponibles. Con un peso de sólo 145 gramos, esta bestia funciona a unas veloces 8.000 RPM con un voltaje de 4,5-13 V. ¿Y adivina qué? La aguja puede ir de 1 a 3,5 mm de profundidad, lo que ofrece a los artistas todo tipo de opciones creativas.
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