Utilización histórica del tatuaje como práctica estigmatizante

Los griegos de la Antigüedad adoptaron la práctica del tatuaje de los persas, y los romanos, a su vez, adoptaron la técnica de los griegos. Durante toda la época clásica griega, los tatuajes servían principalmente para identificar a las personas ritualmente contaminadas, se utilizaban para marcar a los esclavos y a los criminales, y el término utilizado para estas marcas era estigma (Goffman 1963). También se cree que los gladiadores y los soldados llevaban tatuajes en la cara que tenían más bien una función decorativa. Sin embargo, con el comienzo del reinado de Constantino y la abolición de la prohibición del cristianismo, los tatuajes también fueron prohibidos. Siguiendo los postulados cristianos de base, Constantino pensaba que los tatuajes, y en particular los tatuajes faciales, contaminaban la apariencia humana natural que representaba a Dios (DeMello 2007).

Mientras que los tatuajes de carácter religioso están en retroceso en Occidente, las culturas orientales, principalmente la china y la japonesa, practican este tipo de modificación corporal desde hace siglos. En la antigua China, los tatuajes se utilizaban para identificar a los prisioneros y, en general, esta práctica se consideraba una modificación corporal indeseable y, en cierto modo, contaminante. En la misma época en Japón, principalmente a partir de la era Yayoi, los tatuajes se utilizaban para la decoración corporal, aunque finalmente se convirtieron en una práctica estigmatizante con una connotación puramente negativa. Estas marcas corporales se infligían a los delincuentes a modo de castigo, y su uso se mantuvo hasta la época Edo, cuando empezó a establecerse la cultura del tatuaje, influida por los grabados sobre madera, la literatura y el arte (DeMello 2007).

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