La historia de pistolas de tatuaje comenzó hace mucho tiempo. Volvamos la vista atrás al siglo XIX. A principios del siglo XIX, Alessandro Volta (inteligente químico y físico italiano) inventó algo muy útil y común hoy en día: la pila eléctrica.
Al fin y al cabo, los prototipos de las primeras máquinas de tatuar funcionaban con pilas. Más tarde, en 1819, el famoso innovador danés Hans Christian Oersted descubrió el principio eléctrico del magnetismo, que también se aplicó a las máquinas de tatuar. Muchos años después, en 1891 el tatuador estadounidense Samuel O'Reilly patentó su primera máquina de tatuar eléctrica. Por supuesto, las herramientas punzantes ya se utilizaban antes, sin embargo, no era un dispositivo completo para tatuajes.
El ejemplo más brillante de este tipo de máquinas es el dispositivo creado por Thomas Alva Edison. En 1876 patentó un aparato de tipo giratorio. El objetivo principal era simplificar la rutina diaria en la oficina. Alimentada por pilas, esta máquina hacía las plantillas para folletos, papeles o cosas similares. Era mucho más fácil perforar los papeles; además, con la ayuda del rodillo de tinta, la máquina copiaba diversos documentos. Incluso en el siglo XXI utilizamos el mismo método de transferencia de plantillas. Las empresas que se dedican a la pintura de rótulos aplican un método similar en su sector.
Thomas Alva Edison, talentoso y prolífico inventor estadounidense, nació en 1847. Durante sus 84 años de vida patentó más de mil inventos: el fonógrafo, la bombilla, el mimeógrafo y el sistema telegráfico. En 1877 renovó el plan de una pluma de estarcir; en la versión antigua Thomas Edison no realizó plenamente su idea, por lo que obtuvo una patente más para la versión mejorada. La nueva máquina tenía un par de bobinas electromagnéticas. Estas bobinas estaban situadas transversalmente a los tubos. El movimiento alternativo se realizaba con una lengüeta flexible, que vibraba sobre las bobinas. Esta lengüeta creaba la plantilla.
Un tatuador de Nueva York decidió aplicar esta técnica en el tatuaje. Samuel O'Reilly tardó quince años en modificar el diseño de Edison. Finalmente, el resultado fue increíble: mejoró el conjunto de tubos, el depósito de tinta y ajustó la máquina en general para el proceso de tatuaje. Los largos años de trabajo se vieron recompensados: Samuel O'Reilly patentó su creación y se convirtió en el inventor número uno de máquinas de tatuar en EEUU. Este acontecimiento supuso el inicio oficial del desarrollo de las máquinas de tatuar. Su diseño sigue siendo el más valioso y común entre los artistas del tatuaje.
Esta patente sólo fue el punto de partida de un largo camino de cambios. La nueva versión de la máquina de tatuar también se patentó en 1904 en Nueva York. Charlie Wagner señaló que su principal inspiración fue Thomas Edison. Pero los historiadores dicen que la máquina de Samuel O'Reilly fue el principal estímulo para la nueva invención. En realidad, no tiene sentido discutir, porque se podía encontrar la influencia del diseño de Edison tanto en el trabajo de Wagner como en el de O'Reilly. La razón de tanta imitación y rediseño entre los inventores es que todos ellos se encontraban en el este de Estados Unidos. Además, Edison organizaba talleres en Nueva York para demostrar sus logros a la gente, que viajaba desde su estado natal, Nueva Jersey.
No importa si fue O'Reilly o Wagner, o cualquier otro creador: la máquina modificada de 1877 funcionaba muy bien en términos de tatuaje. La mejora de la cámara de tinta, el ajuste de la carrera, el montaje del tubo y otros pequeños detalles desempeñaron un gran papel en la historia posterior de las máquinas de tatuar.
Percy Waters registró la patente en 1929. Tenía algunas diferencias respecto a las versiones anteriores de las pistolas de tatuar: las dos bobinas eran del mismo tipo electromagnético, pero tenían el armazón instalado. También se añadieron un escudo antichispas, un interruptor y una aguja. Muchos tatuadores creen que exactamente la idea de Waters es el punto de partida de las máquinas de tatuar. El trasfondo de tal creencia es que Percy Waters fabricó y posteriormente comercializó varios tipos de máquinas. Fue la única persona que realmente vendió sus máquinas patentadas al mercado. El verdadero creador pionero del estilo fue otra persona. Por desgracia, el nombre del creador se perdió. Lo único que hizo Waters fue patentar el invento y ponerlo a la venta.
El año 1979 trajo nuevas innovaciones. Cincuenta años después, Carol Nightingale registró ametralladoras de tatuaje renovadas. Su estilo era más sofisticado y elaborado. Añadió también la posibilidad de ajustar las bobinas y el montaje del muelle trasero, añadió muelles de ballesta de varias longitudes, otras piezas necesarias.
Como podemos ver en el pasado de las máquinas, cada artista personalizaba su herramienta de acuerdo con su propia necesidad. Incluso las máquinas de tatuar contemporáneas, tras siglos de modificaciones, no son perfectas. Independientemente del hecho de que todos los dispositivos de tatuaje son únicos y se adaptan a las necesidades personales, sigue existiendo la concepción de Thomas Edison en el corazón de todas las máquinas de tatuaje. Con elementos diversos y complementarios, la base de todas es la misma.
Muchos inventores de Estados Unidos y países europeos siguen mejorando las versiones antiguas de las máquinas. Pero sólo algunos de ellos son capaces de crear un diseño realmente único con más detalles útiles y obtener una patente, o de invertir suficiente dinero y tiempo en la realización de sus ideas. En cuanto al proceso, encontrar un diseño mejor significa pasar por el duro camino lleno de pruebas y errores. No existe una forma específica de mejora. En teoría, las nuevas versiones de las máquinas de tatuar deberían significar un mejor rendimiento y funcionamiento. Pero en realidad estos cambios a menudo no aportan ninguna mejora o empeoran aún más la máquina, lo que estimula a los desarrolladores a replantearse sus ideas, encontrando nuevos caminos una y otra vez.